Arbitrar los recursos provinciales para lo que la hegemonía criolla, considera cultura no es más que espectacularizar a la pobreza en función de intereses creados.El cantante Jorge Rojas, oriundo del chacosalteño, considera que comete un acto solidario al llevar un escenario con propuestas folclóricas para “esparcir” como un hada de cuentos, algunas migajas del derrame en el que se movilizan impunemente, acciones plagadas de favores y prebendas políticas.
Que el festival denominado “Cultura Nativa” abarque el territorio de Rivadavia, en la profundidad del Chacosalteño no es materia de objeción, lo que aún no ha quedado claro es que dicha acción sea más benéfica que las soluciones pertinentes, urgentes, vitales y necesarias requeridas en cada reclamo de las comunidades originarias que habitan en la zona.
Recientemente, se publicó el horror de la mortandad infantil en la región más pobre del norte argentino. Con imprecisiones estadísticas por parte de las autoridades oficiales, el hecho que sigue siendo inocultable es cómo mueren las infancias indígenas. Uno de los escalones de la tragedia humana más grande en la pirámide social de Salta, junto a hechos tan dolorosos como lo son las maternidades forzadas en niñas abusadas por los criollos, en Santa Victoria Este. Hecho que jamás contó con un posicionamiento por parte de ninguno de los comerciantes -empresarios musicales- que se consideran a sí mismos como “hacedores de cultura”. En ese sentido, cabe indicar que la cultura la forjan los pueblos y no los individuos que comercian con productos culturales, cuestión que corre por cuerdas separadas.
Si los recursos provinciales, desde el Ejecutivo, el Senado y cualquier otro estamento, se movilizan para las luces ocasionales que montará Jorge Rojas y sus invitados, a cambio de cámaras y protagonismo para políticos -enquistados en el poder- se consideran motivo de aplausos, estamos nuevamente como sociedad, fallando a las personas que son víctimas del hambre, la violencia, la violación sistemática de sus derechos humanos y que pese a reiterados reclamos históricos; los reclamos son ignorados por los gobiernos.