Gustavo Sáenz de recorrido por la provincia, en una suerte de testeo de ambiente político electoral, no para de recibir reclamos y protestas en contra de su gestión y sus aliados, por cada localidad a la que va de visita.
El Pueblo dice ¡basta! No existe rincón salteño en el que la gente no quiere una nueva gestión del gobernador, luego de la decepción que fue este primer mandato por el que hasta hizo reformar la Constitución provincial, el motivo principal de tanta molestias radica en que olvidó a su propia gente, como dicen los lugareños.
La desesperada planificación de campaña, iniciada por el pésimo imitador de Sandro, tropezó con la peor cara de los salteños en toda la Provincia.
Mucho enojo y bronca, detrás de cientos de necesidades del Pueblo, las que ni siquiera fueron contempladas por la ceguera de los asesores y amigos del Gobernado; la vulnerabilidad y pobreza invadieron a muchas de las poblaciones en “La Linda” hasta transformarla en una provincia devastada.
Los continuos yerros en la política social y cada vez menos participativa, sumado a la ignorancia de sus ministros, terminaron ubicando al gobernador como el peor candidato, rumbo a la nueva campaña electoral.
Esto es lo que dejaron en claro, los originarios de Aguaray, quienes recibieron al gobernador de la peor manera, enfrentándolo con las realidades de tantas injusticias y promesas que jamás se cumplieron. Un lugar de los más emblemático, pues es donde la desnutrición, el hambre y la pobreza reinan como modo de vida. En estos pueblos del norte salteño, la ministra radical, Silvina Vargas es considerada la peor amenaza de muerte para los niños.
EL AGUA QUE NUNCA LLEGA
Otro de los motivos que van a dar con la merma pronunciada en la intención de votos para Sáenz, está marcada por la pésima gestión en lo que administrar los recursos hídricos, supone debido a que en el contexto de la actual sequía que afecta a la región, Salta se ha convertido en un páramo. Como aquellos cuentos de terror que describe el mexicano Juan Rulfo cuyos personajes se van convirtiendo en fantasmas con el polvo en sus gargantas, tras morir de sed.
En Salta hay agua para el extractivismo minero, pero no hay para el consumo humano en las zonas donde asedia el calor de un modo alarmante.
Cómo será la realidad que el Gobernador ha dado propaganda como acto oficial, la adquisición de un camión cisterna. Los vecinos y las vecinas en la provincia, abonan mensualmente a la empresa Aguas del Norte, por no recibir el servicio que le es facturado, junto a las sumas inasequibles de la electricidad que cobra EDESA. Aguas del Norte, entonces, cobra por un servicio que no brinda, cuando el agua de red no llega a los miles de hogares salteños que de vez en cuando, pueden tener agua en sus tanques domiciliarios si es que han contado con el camión cisterna que transporta líquido elemento, pero que no es apto para el consumo humano. Es decir, el agua en Salta no es de acceso público, se convirtió en un recurso escaso y en un bien suntuoso para muchas familias.
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Gustavo Sáenz, como gobernador de estos últimos años, empeoró las condiciones de vida de los salteños y salteñas, desde que la energía es de acceso restringido, como el agua y como el gas que no se extiende a las zonas rurales, pues la lógica empresarial es no brindar los servicios a los hogares menos pudientes porque no obtendrán los dividendos que les reporta la clase media, alta y el empresariado extranjero dedicado a la minería.
El electorado rural, no fue tenido en cuenta durante esta gestión que llegó al poder mediante una alianza anti peronista de corte macrista, sumando a la dirigencia conservadora de la derecha norteña. No hubo ni una sola de las políticas públicas dedicadas al popular, siendo este concepto, una mala palabra para “Sáenz y su gente”