El 10 de diciembre de 2023 se espera que Gerardo Morales finalice su gestión como gobernador de Jujuy. Durante los 8 años que estuvo al frente del ejecutivo procuró consolidar un poder plenipotenciario.
Uno de los primeros actos con los que amedrentó a los movimientos sociales jujeños fue el encarcelamiento de Milagro Sala, acción que le permitió medirle el pulso tanto a la opocisión político partidaria como al poder judicial, quienes al fin de cuentas le fueron útiles al plan experimental con el cuál creyó haber formateado a la sociedad jujeña. Sin embargo el abuso de poder tuvo un gestó tan engreído de impunidad que consiguió la reacción del pueblo que le copó las calles al precandidato a presidente de la UCR, la reforma constitucional.
El texto que se hizo aprobar Morales desdice el sentido de algunos derechos consagrados en la Constitución Nacional, siendo el derecho a la protesta el que más preocupa a los jujeños. Resulta bastane lógico que un dirigente que formó parte del gobierno que en el 2001 dictase el estado de sitio e hiciese colapsar el entramado social intente nuevamente establecer las condiciones que habiliten al gobierno a reprimir “legalmente”.
El hambre y las ganas de comer
Gerardo Morales no dudó en utilizar el dinero de los erarios provinciales en pos de sus ambiciones presidenciales y con sus recientes actos despóticos ha encontrado aprobación en una porción del mercado electoral que vocifera republicanismo pero le prende velas a escondidas a una foto de las juntas militares. También ha conseguido el apoyo de una evagelista del odio como Patricia Bullrich, con quien curiosamente habría contendido en algún momento por dirigir el espacio cambiemita y con quien también fue compañero de laburo allá por el 2001.
¿Y el gobierno nacional?
El presidente de la Nación, Alberto Fernandez, constestó un tweet de Morales recordándole que quien gobierna la provincia de Jujuy es el mismo Morales, quién curiosamente intentó deslindarse de la resposabilidad que le cabe tanto por la represión, como por los motivos de las manifestaciones.
La posibilidad de intervenir una de las provincias del Litio representa un conflicto que escalaría más allá de lo político y social, esa situación podría alcanzar magnitudes mundiales en el peor de los sentidos; algo para lo cuál, el gobierno nacional no tiene voluntad, ni espalda.
Cierto es que ha comenzado a correr sangre de los jujeños pero Morales está decididó a sostener el experimento que inició con el respaldo de Trump y que hoy sostienen alguna invisibilizada billetera de dólares pero, como siempre, las vidas que se consumen en la timba de las especulaciones es la de los pobres.