Una “charla” sobre cómo higienizarse la boca, es lo que el gobierno exige a las titulares de derecho del Programa Ellas Hacen; mujeres que provienen de un contexto de violencia de género. Las integrantes de este sector, han sido preparadas para organizarse en cooperativas de trabajo que les permiten avizorar una independencia económica y consecuentemente, salir del círculo que la violencia imprime en sus vidas.
Un contexto económico y social, adverso, hace proclive a las mujeres -jefas de hogar- como víctimas de violencia familiar. Una solución articulada, que brinde contención y herramientas precisas, era el Programa Nacional ELLAS HACEN; el espíritu cooperativo del trabajo conjunto parece ser, en la actualidad, el territorio que le genera “miedo” al poder reinante, pues en las organizaciones civiles, descansa todo el espacio que se precisa para luchar por la recuperación de derechos humanos.
La razón principal de las Mujeres que pertenecen a esta esfera, es poder brindar una mejor vida a sus hijos e hijas, sin tener que padecer situaciones violentas por parte de un hombre en su rol de “proveedor”; realidad que acontece sobre todo cuando a la falta de la terminalidad educativa, las mujeres deben soportar malos tratos, por no tener conocimientos básicos que les permitan competir en un mercado laboral, cada vez más acotado y exigente.
Una de ellas, dice: “marchamos por nuestros derechos como personas, el 8M encabezamos una multitudinaria columna, quisimos mostrar cómo el Estado, nos quita las pocas herramientas de preparación que nos permitía avanzar en el trabajo organizado a una autosustentación. Hoy nos quieren obligar a asistir a una charla sobre cómo cuidarnos los dientes, cuando la mayoría de mis compañeras, ni siquiera los tienen. Carecemos de derechos básicos como lo son la alimentación, la salud y la educación, y al Gobierno, a la Ministra Edith Cruz, se le ocurre que lo urgente es saber cómo cepillarse los dientes que no tenemos”
La clara exposición de las salteñas que integran este Programa de asistencia, deja expuesta una herida permanente en la sociedad argentina, la mujer víctima del sistema patriarcal, se torna más vulnerable ante los desmanejos de los programas gubernamentales. Sucede que el área manejada hace dos años por un funcionario de nombre FACUNDO ROMERO, muestra un claro retroceso en su institucionalidad y con ello, en la afectación directa de la vida de cada integrante.
Indiferencia, desidia, o como quiera llamarle quien lee estas líneas, lo cierto radica en que la función pública, nuevamente se burla de las vulnerables.