Un tiroteo producido por la Policía tucumana, tuvo por víctima a un nene de once años que viajaba en una motocicleta conducida por un amigo de 14 años, ambos transitaban en una calle del barrio El Bajo en la ciudad de San Miguel, cuando persiguiendo a otros motorizados, los policías realizaron al menos 20 disparos de bala, conforme el relato del muchacho sobreviviente, quien relató el momento cuando alcanzado por una bala en la nuca, se cayó de la moto, su amiguito, Facundo Burgos.
La fiscal tucumana, Adriana Giannoni, ordenó que el menor sea entregado a sus padres y dispuso el secuestro de las armas reglamentarias de los policías que participaron del tiroteo.
Según los medios tucumanos; el adolescente que manejaba el rodado, declaró: “Íbamos doblando cuando pasaron tres en motos tipo Honda CG 150 y dos policías en moto con armas en la mano y empezaron hacerse tiros a la distancia que íbamos nosotros. Doblamos y nos agachamos. Cuando yo aceleré mi amiguito cayó al piso. Le disparó la Policía. En total Fueron como 20 tiros”
Lo acontecido trae a colación los casos de gatillo fácil, como el ocurrido en el barrio periférico de Salta capital, cuando dos policías fuera de servicio, balearon por la espalda a un adolescente de 17 años que estaba en la puerta de la casa de un vecino, conversando. Desde el caso ocurrido en el barrio porteño de La Boca donde en un supuesto episodio de robo y ataque con arma blanca perpetrado en contra de un ciudadano norteamericano, un Policía -sin uniforme- disparó por la espalda al agresor, un joven de origen salteño, comprovinciano de su ejecutor quien hace poco menos de un mes, fue felicitado públicamente por el Presidente Macri, tras lo que consideró una acción heroica – una ejecución sin proceso judicial y equiparable a las muertes en aplicación a la ley de fuga-; por ese hecho, un magistrado inició el juicio al policía Chocobar.