¿Qué significa ser de izquierda? pregunta en su alocución el vicepresidente boliviano Lic. Alvaro García Linera y contesta: haber sacado a 72 millones de habitantes de la pobreza.
¿Qué ha significado ser progresista, ser populista, ser izquierdista, ser socialista en América Latina? El fortalecimiento de los sindicatos y de los múltiples movimientos sociales, nuevas formas de participación como el referendum como la democracia comunitaria, como las intersectoriales, como las movilizaciones sociales con efecto estatal, que cambiaban o elaboraban decretos, que cambiaban o elaboraban leyes. La democratización creciente de las relaciones personales y un impulso a la gestión del cuerpo en la que cada mujer, es y tiene que ser soberana sobre las decisiones de su cuerpo.
Los gobiernos progresistas han aprendido del movimiento de mujeres, posiblemente muchos gobiernos llegaron a la gestión sin entender o con
distancia, pues sobre la marcha tuvieron la flexibilidad de abollar sus creencias iniciales, heredadas de miradas conservadoras para tener una
actitud de acompañamiento; no de dirección porque la mujer necesita ser acompañada no dirigida; de acompañamiento a la lucha de las
mujeres por sus reivindicaciones.
La izquierda ha significado en estos doce años nuevas formas de gobernabilidad.
Hay gobernabilidad de los países, hay estabilidad de los países, no solamente con coaliciones políticas partidarias, lo que hemos mostrado al mundo es que la gobernabilidad real, plebeya que se construye es mayoría parlamentaria, mayoría callejera, se gobierna desde las calles, se gobierna desde el parlamento y en la unidad de ambas, da gobernabilidad a los gobiernos progresistas.
En cuarto lugar los gobiernos progresistas tuvieron la virtud, las fuerzas progresistas de manera alargada, en diez o veinte años previos o de manera concentrada, en meses o años previos a los grandes estallidos catárticos de la sociedad en América Latina, haber construído, victorias culturales previas.
Gramsci tenía razón; cualquier victoria popular política o militar, requiere previamente victorias culturales, desarrollados en los distintos ámbitos de la vida, en las universidades, en los medios de comunicación, en el barrio, en la actividad cotidiana, en la familia, etc.
En quinto lugar el progresismo latinoamericana ha resuelto en la marcha, un debate que se va dando en la reconstrucción en las izquierdas europeas, socialistas o social demócratas radicales, el tema de la relación entre progresismo y libertad. Por lo general los que venimos de la izquierda de los años sesenta y setenta, traíamos una distancia frente al concepto de libertad que lo asociábamos al libre mercado, o el egoísmo del interés personal. Sobre los hechos y sin mucha reflexión, el progresismo latinoamericano ha abordado este tema de manera muy creativa, el respeto de las libertades republicanas; libertad de opinión, de asociación, de pensamiento, libertad sin coacción de formar voluntad política nacional, es decir hemos sabido llegar al poder, transformar el poder mediante las elecciones.
Y habremos de llegar al poder una y otra vez, mediante las elecciones. Frente a una lógica del determinismo histórico, en el que había un solo sujeto promotor del cambio y el resto de la sociedad era meramente acompañante sospechoso de la vanguardia; el progresismo latinoamericano ha tenido la virtud de promover, inventar, un conjunto de articulaciones sociales contingentes: plurisectoriales, multi identitarias, pluricivilizatorias; obreros, indígenas, barrios, jóvenes, mujeres,
profesionales, campesinos, un articulación plebeya donde no hay un sujeto mandado a dirigir y a conducir al resto, donde el que conduce es un conjunto de habilidades estratégicas, de convocatorias, de construcciones discursivas, de narrativas movilizadoras pero en todo caso no hay un sujeto de vanguardia, un único sujeto articulador, las transformaciones y los bloques históricos, son construcciones plurales, contingentes y flexibles.
En quinto lugar y esto ha sido lo más dificultoso, pero se ha logrado en parte; una de las virtudes de los gobiernos progresistas latinoamericanos es haber formado o haber impulsado formas alternativas de gestión económica post neoliberales, no diría post capitalistas; ninguna revolución comienza planteándose el comunismo. La revolución rusa comenzó planteándose pan y acabó tomándose las fábricas, pero comenzó planteándose la pelea por el pan; por la libertad, pero acabó metiéndose a las fábricas y construyendo soviets.
En América Latina hemos tenido la capacidad de ampliar los bienes comunes, tanto estatales como los sociales, hemos tenido la capacidad de crear, de articular de manera selectiva, formas selectivas y puntuales de globalización, formas selectivas de protección y mercado interno, que es un poco lo que ahora Europa en su lado progresista está intentando experimentar. Nuevas formas de soberanía económica, financiera -control de los bancos- bancaria; un banco central que controla o controlaba su moneda. Militar – no bases norteamericanas en el Continente- y política – no embajadas extranjeras que definen el destino de los países-
En sexto lugar como nunca antes los progresismos tuvieron la virtud de impulsar políticas de integración y de soberanía continental, una Internacional progresista que permitió que América Latina pudiera preocuparse de sus problemas, definir sus problemas, ayudarse en sus problemas, sin esperar que el Gobierno norteamericano, ni el FMI, ni el Banco Mundial, ni la Unión Europea lo tenga que decir lo que tengamos que hacer.
Además los otros elementos del progresismo latinoamericano al mundo. Me voy a detener en estos ocho; luego capaz en el debate, en el diálogo salen otros temas. Ahora quiero detenerme en los límites que hemos tenido porque de los límites que tenemos y la conciencia de los límites que tenemos, comenzamos a superarlos en el sentido hegeliano.
Primer límite que hemos tenido y que tiene que ser la lección para el futuro, para la nueva oleada. La sostenibilidad del crecimiento y la satisfacción económica. Se puede llegar al Gobierno en un momento de crisis, de apertura y de disponibilidad social, de frustración colectiva frente a políticas conservadoras, con una propuesta y una narrativa coherente del porvenir. Se puede. Pero mantenerse en el Gobierno no es suficiente la voluntad política, no olviden lo que decía Lenín; la política es economía concentrada. Y la clave, la sostenibilidad de un Gobierno progresista radica en una buena gestión duradera de la economía. Crecimiento económico, redistribución de la riqueza, sostenibilidad del crecimiento y la redistribución de la riqueza.
A la Izquierda a diferencia de las derechas, o de los conservadores, un error de economía nos cobran hasta la vida. A la derecha un error en economía se lo toleran, es parte del sentido común conservador que vuelve tolerante, ante fuerzas conservadoras. La Izquierda no tiene derecho a equivocarse. Es complicado pero ni modo de eso aprendemos para mirar hacia el futuro.
Un segundo elemento es la debilidad de las transformaciones del sentido común; llamamos sentido común al conjunto de criterios morales, procedimientos lógicos, actitudes procedimentales que hacemos sin reflexionar sobre ellas. Desde la forma de sentarse, comer, el lenguaje, la arquitectura del lenguaje que nos permite comunicar y crear sentidos compartidos con otros compañeros del barrio, con la familia, con los compañeros del trabajo, es el conjunto de indignaciones y tolerancias morales, que practicamos a diario. Conjunto de algoritmos que practicamos en la vida cotidiana, que automáticamente los disparamos, los ejecutamos sin pensar que lo estamos haciendo. O agarrar este micrófono puedo estar hilando mis ideas sobre la Izquierda, sin necesidad de preocuparme de cómo se agarra un micrófono y de cómo tengo que mirar al público. Pues éso es el sentido común. Esos saberes, esa forma de ubicarse en el mundo, de actuar automáticamente en el mundo, esta forma valorar automáticamente e instantáneamente el mundo que no es natural, es fruto del sedimento de lo que Marx llamaba la educación, el hábito y la tradición, desde que tenemos un día de vida hasta que somos adultos, eso llamamos el sentido común. Pues el
sentido común había sido lo más importante en la política. En el fondo la política es una lucha por la conducción del sentido común. Y los gobiernos progresistas supieron estar en el momento preciso, como fuerzas progresistas con el discurso preciso en el momento en que un pedazo del sentido común se resquebrajó. Un pedazo del viejo sentido común que asignaba a otros la decisión de las cosas de uno, que apostaba al mercado o a la globalización, una satisfacción de las necesidades, que delegaba en personas, en partidos o en empresarios, la solución del problema de los pobres. Ese viejo sentido común se resquebrajó, en un momento de catarsis social. En Bolivia año 2001, año 2003, año 2005. Argentina, Brasil, cada país tiene su propio momento de catarsis social, en el sentido gramsciano; que quiebra pedacitos superficiales del sentido común. Cuando se llega al gobierno uno cree que ese sentido común que lo catapultó a funciones estatales, es enraizado. No es cierto. Lo que hemos entendido y comprendido lo que es el sentido común, es más que estos aspectos circunstanciales de
la catarsis social, es todo un sedimento conservador reproductivo más que transformativo y que si los gobiernos progresistas, no hacen un esfuerzo planificado, sistemático en la educación, en la salud, en la vida cotidiana, en la escuela, en los medios de comunicación, en los libros, en el teatro, en las gestualidades, en las relaciones interfamiliares, en las simbologías, en las formas de unificación, en las formas de preparación, en el orden moral del mundo, en el orden lógico del mundo para transformarlo. El viejo sentido común se volverá a reconstituir y se apoderará y desplazará el nuevo sentido común, progresista superficial. De ahí la paradoja que nos ha costado aceptarlo. Cómo es posible que compañeros que salieron de la pobreza, fruto de las políticas progresistas, voten contra un gobierno progresista. Parece una traición y no lo es. Parece una inconsciencia y no lo es. Hay que asumirlo como debilidad y como lección.
Hay continuidad de los procesos progresistas en tanto satisfacen necesidades básicas crecientes, en tanto transforman y revolucionan ininterrumpidamente, las pautas del sentido común conservador que gobierna el 90 al 95% de nuestros procedimientos cerebrales.
Tercera debilidad, tercera lección: no es posible un crecimiento económico que sea a la vez un decrecimiento ecológico. Cómo resolver esta paradoja: crecimiento económico con protección ecológica. Es decir, el horizonte de un socialismo ecológico, se presenta en América Latina como un hecho inevitable.
Fortalezas, debilidades y tareas ¿qué es lo que puede pasar en el Continente ahora? Estamos ante el inicio de un largo repliegue del progresismo latinoamericano, que va a dar lugar a una larga noche conservadora, neoliberal, racista, misógina, excluyente, neocolonial… o no? Y eso es lo que uno tiene que asumirlo con una frialdad siberiana. Yo estoy convencido de que no y por lo siguiente; estamos enfrentando una oleada conservadora, neoliberal que tiene dos límites intrínsecos, es fosilizado y es en sí mismo contradictorio, me dejo explicar: por qué es fosilizado porque el neoliberalismo que ha triunfado recientemente en algunos países de América Latina, está repitiendo las viejas recetas que hace veinte años fracasaron y llevaron a esos países al desastre económico y al desastre social. No hay inventiva, no hay creatividad, no hay esperanza, es una vieja repetición, mal adobada en sí misma. Mal formulada, de viejas actitudes y decisiones que ya fracasaron en el Continente años atrás.
Por qué es contradictorio y enfermizo? porque a diferencia de lo que sucedía en los años ochentas, cuando el neoliberalismo se presentaba ante el mundo, como una esperanza movilizadora de pasiones, como una esperanza movilizadora de adhesiones voluntarias; el neoliberalismo actual, sólo moviliza odios y resentimientos. Odio al pobre, a la mujer liberada, resentimiento contra el trabajador alzado, resentimiento contra el sindicalismo exagerado que entorpece la acumulación…es decir, es un neoliberalismo fundado en la negatividad y no en la preposición, no en la esperanza de mediano plazo, sino en el rechazo emotivo de corto plazo y eso tiene patas cortas.
En tercer lugar; qué neoliberalismo? resulta que los que hace 10 ó 20 años propugnaban la libre empresa y las privatizaciones, hoy nacionalizan bancos, hoy fortifican sus fronteras y se pelean contra la globalización y resulta que los comunistas que son dueños de empresas estatales, son los propugnadores del libre comercio globalizado. Entonces… qué? los comunistas se han vuelto globalizados y los conservadores se han convertido en proteccionistas? Tenemos un neoliberalismo fallido, de corto aliento y un mundo incierto, se ha perdido el norte y el horizonte de las fuerzas de derecha ¿hacia dónde vamos a ir a hacer alianzas con China y entonces hay que estatizar empresas? O vamos a tocar las puertas de Europa y EEUU que están pidiendo protección para sus mercados o están propugnando libre mercado ¿Qué camino van a seguir? a ver en América Latina; un pedazo de uno, un pedazo de otro… se ha agotado el combustible neoliberal y lo que ahora tenemos es una especie de neoliberalismo zombi que sobrevive de sus viejas victorias y que no logra captar el entusiasmo colectivo de la sociedad.
Soy un convencido de que esto se va a agotar, de que en vez de vivir una larga noche neoliberal, hemos de vivir una corta noche de verano neoliberal y es ahí donde nos toca a nosotros reconocer lo que hicimos bien, reconocer lo que hicimos mal y preparanos. La Izquierda tiene que prepararse para tomar el poder en los siguientes años en el continente. Y esperemos que esta nueva oleada de gobiernos progresistas que vayan más allá de la primera oleada, cuenten ahora sí con un apoyo de otros lugares del mundo. Miramos a España, Inglaterra, a Francia, miramos a Italia y a todas partes del mundo, con la esperanza de que no nos dejen solos y que la siguiente oleada, pueda ensamblarse con una oleada continental y mundial que nos permita avanzar mucho más allá de los derechos y bienestar de la población mundial” concluyó el mandatario de Bolivia.
Fuente: CLACSO exposiciones del 20/11/18 Ferro Bs. As. Argentina
Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico