La descripción de un programa internacional de créditos para cumplir -supuestamente- con la erradicación de la violencia de género, se hizo para destinar fondos de origen europeo, a través de asociaciones civiles en Argentina. El acto político en el que estuvo inmersa esta acción, le quita toda mirada de humanitarismo a la misma y nos pone a pensar en una futura ley de restricciones para el apoyo económico a las ONGS.
Miguel Isa, vicegobernador de Salta, posa con el núcleo duro del PRO y su afinidad va más allá de lo protocolar. Las gestiones de las beneficiadas con los fondos europeos, coloca nuevamente en duda, el trabajo genuino para erradicar la violencia de género, en territorios tan vulnerables como lo son las provincias del Noroeste Argentino.
En su propia definición institucional, se entiende por Spotlight Initiative: La iniciativa se llama spotlight porque llama la atención sobre esta cuestión, sacándola a la luz pública y convirtiéndola en el centro de todos los esfuerzos encaminados a hacer realidad la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer, en consonancia con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El nombre nos recuerda que, a menudo, la violencia tiene lugar en la oscuridad, se niega o se oculta y no puede sobrevivir a plena luz. También pone de relieve la importancia de invertir de manera específica en las mujeres y las niñas para alcanzar el desarrollo sostenible y hace visible este decidido y renovado compromiso de la Unión Europea y las Naciones Unidas.
Se realizará una inversión inicial de 500 millones de euros en la que la Unión Europea será el principal contribuyente. Además, se invitará a otros donantes y asociados a que se sumen a la iniciativa con miras a ampliar su alcance y magnitud. Para llevarla a cabo se empleará un fondo fiduciario de múltiples interesados de las Naciones Unidas, administrado por la Oficina de los Fondos.
Consecuentemente, cabe plantearse el origen, destino y propagandística de los fondos en plena campaña electoral. El ingreso de divisas extranjeras y su “blanqueo” -organizaciones no gubernamentales- mediante, da lugar a pensar sobre lo improcedente en un contexto marcado por la corrupción económica, institucional y política. Resta verosimilitud a todo lo que de verdad se hace y conlleva la necesidad de un mecanismo de contralor sobre estas acciones reiteradas que salen a la luz con cada período de elecciones generales.
La iniciativa spotlight debiera ser sobre la convocatoria, el proceso de selección, rendición de acciones y demás, en lo que respecta a los programas armados y financiados por organismos extranjeros. Pues si algo se sospecha del Patriarcado, son sus amañadas maniobras para quebrar y manipular, la agenda feminista en Latinoamérica.