La lucha docente continuará en tanto el Gobierno siga sin invertir la mayor cantidad de recursos posibles en Educación.
La educación es popular si atraviesa con los mismos recursos a todos los sectores sociales, independientemente de sus ingresos económicos, si no es así pues entonces es una herramienta más de todas las exclusiones evidentes en las que obra el poder político a cargo del Gobierno local.
Los asambleístas docentes que decidieron continuar con la huelga emergen en medio de una estructura que insoportable para la población norteña, habida cuenta que no se puede continuar manteniendo con los exiguos recursos disponibles, todas las tareas que delega el Estado a la escuela pública, lo que quiere decir a la docencia que trabaja en la escuela pública. La contención emocional de sus alumnos, la alimentación, el dictado del conocimiento, la organización comunitaria y la administración de la pobreza, porque a la escuela se le niegan recursos y se la obliga a administrar necesidades con nulas herramientas para resolverlas.
El cerco mediático del oficialismo desvirtúa el fin de la lucha social y política que evidencian los docentes, quieren equiparar a la codicia de los gobernantes con “ambiciones” salariales como si el haber mensual de un trabajador promedio en Argentina fuera una fuente de riquezas, quizás este error sostenido porque en el mundo no existe, sino en Argentina que el trabajador paga un “IMPUESTO A LAS GANANCIAS” algo inexistente en el salario laboral.
En la Escuela se observan todas las falencias de una sociedad; dónde se comete la injusticia en la inequitativa distribución del ingreso, dónde se niegan los recursos y dónde se estigmatiza al ciudadano más vulnerado por la desidia del poder.
Las maestras y educadores son condenados a ver con impotencia las graves faltas y ausencias estatales en vidas reales que se deterioran por el delito, el hambre, la malnutrición, el analfabetismo, la salud sin recursos, ni medicamentos; la violencia, entre muchos horrores que nos aquejan como población esclava del sistema financista.
La huelga docente tiene razones humanitarias que obligan a ser apoyadas por todas las personas que se identifiquen con la salvaguarda del bien preciado como es la vida digna. No presta lugar a discusión, puesto que tampoco se puede continuar impartiendo clases para unos en condiciones aprobables y para otros en condiciones reprochables, ha de ser igualitaria, gratuita y pública como obligación del Estado en su rol de brindar las garantías básicas para la realización de la ciudadanía del país.