Sacerdotes católicos repudian la llegada de Macri a Salta

Pensar en la relación existente entre las religiones y la política nos obliga a ahondar en las tradiciones de una sociedad cuya diversidad cultural, hace posible la convivencia entre varios credos. No obstante, el catolicismo se ve alcanzado por la disposición constitucional por ser declarado el culto oficial de la Nación argentina. Con ello, las intromisiones de la política en asuntos religiosos y viceversa, son frecuentes, no por ello, armoniosas.
En la sociedad salteña, con visos coloniales en muchas de sus costumbres, sincrética en el arraigo de sus rituales y populista en sus manifestaciones, la Iglesia Católica maneja un territorio que la política no ha podido arrebatar. He aquí la ocasión precisa para demostrar por qué un grupo de clérigos manifiesta una férrea postura contraria al oficialismo protocolar en el que se dispuso la presencia del todavía Presidente Mauricio Macri, de dudosa procedencia en la práctica del credo, puesto que no parece un asiduo creyente ni por sus conductas, ni por su ética en un cargo público. 

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El contexto que aporta una multitudinaria presencia de feligreses que peregrinan durante semanas desde los parajes y pueblos más alejados, provoca una movilización sólo comparable a la Iglesia de Luján, donde tampoco es bien recibido el oficialismo financista. Salta, por su parte, aunque siempre tímida y alejada de reacciones mediáticas, ha decidido expresar su contundente rechazo a la presencia de los políticos en el corazón de la campaña electoral tanto a nivel nacional como provincial y municipal. 
Se advirtió que estos manejos alevosos del cristianismo católico con fines electorales, no hacen más que disgustar y confundir a la feligresía, cuyo único evento popular y místico, dentro de las tradiciones locales, es la Procesión por el Señor y La Virgen del Milagro. Patronos Tutelares de la Provincia, cuyo milagro en la historia del NOA se le atribuye impedir la catástrofe natural de los terremotos en el siglo XIX. 
Hay en cada detalle dispuesto, ubicación protoclar de las imágenes sagradas, ciertos requerimientos de participantes. Los que van con el Señor del Milagro son los cargos mas altos gubernamentales y del Ejército, como también los Arzobispales y los que acompañan a La Virgen, en tanto, son los menos importantes. Con el Cristo desfila el oficialismo y con su Santa Madre, la oposición. Esas ceremonias, siempre han estado cargadas de simbolismos en cuanto a clases sociales, procedencias familiares, pertenencias ideológicas y tal vez, a circunstancias del momento. Este escenario social, se enciende con el debate de si Macri, una figura que no lleva las empatías del pueblo, debiera estar presente o no, cuando se transporte por las calles del microcentro local, los emblemas de la fe por los cuales peregrinan millares de personas, mezcladas e igualadas por los rezos y cánticos que se entonan el día 15 de septiembre, mientras el sol norteño aprieta en el medio día o primeras horas de la siesta salteña.
Es un año delicado por las urnas, pero lo es más por los crecientes índices de empobrecimiento, desocupación, hambre y miseria que trazan a la sociedad argentina, vapuleada por el sostenimiento de la usura financiera a costa de los padecimientos de la agónica clase media y los sectores más vulnerables de la sociedad. Algo que en reiteradas ocasiones pone de manifiesto el observatorio social y económico de la Universidad Católica Argentina y que generó fuertes críticas de Cambiemos hacia este sector de investigadores sociales.

El valor de la sentencia sacerdotal 

No es de extrañarse que en esto las palabras vertidas por una autoridad en la Iglesia de Salta, educador de años en los claustros universitarios, investigador científico como el Pbro. Raúl Méndez, provocaran un temblor profundo de las estructuras que confiaban en el silencio propio de los clérigos, quizás ignorando la alta capacidad intelectual del autor de un comunicado que rechaza de plexo, la participación de Macri durante un evento de gran magnitud.

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Es oficial el anuncio de que Macri pretende venir a la Misa del día 15 de septiembre. Junto con otros miembros del clero, manifiesto mi oposición a tan inoportuna visita. En estas circunstancias su presencia provocará la lógica reacción. No tiene sentido venir a empañar la fiesta de los salteños. Lo más razonable es que suspenda semejantes previsión y nos deje tranquilos. Mas bien que se ocupe de resolver los graves problemas en que embarcó el país” sentencia el sacerdote Méndez.
Cuesta pensar la dimensión política interna de la Iglesia Católica como estructura comandada por hombres con intereses colectivos e individuales propios de cualquier organización y en más de un caso por ignorancia o por mala intención han querido juzgar la contrariedad entre Méndez y el Arzobispo Mario Cargnello, pero es lógico también comprender que las diversidades se ponen en claro, en el seno mismo de una institución milenaria como esta.
A esto, sólo cabe preguntarse, entonces ¿A qué viene Macri? ¿A quien responde su presencia en la ciudad de Salta? Semanas pasadas su esposa y la ministra Stanley, casada con un lugareño de alta alcurnia, rezaban en el santuario de la denominada y apócrifa Virgen del Cerro o la Virgen de los ricos, pues explotada las supuestas apariciones y milagros de la evocada figura religiosa, se mueven exultantes fondos por turismo religioso y un importante caudal de contactos empresariales que confluyen en un estrato de la sociedad que no es bien visto por el Vaticano que responde al Papa Francisco, tal como sucede con el oficialismo político que no contaría con las bendiciones del Sumo Pontífice.

Los referentes locales de Macri, como Gustavo Sáenz, frotan las manos con la oportunidad de generarse alguna empatía del electorado en favor de su competencia política a vista de las PASO provinciales. Aunque este rompimiento del silencio partidario que se sabía acatar en la otrora Salta pueblerina, fue roto por el escándalo que desata un macrismo en franca decadencia y desesperado por figurar en triunfos que no son tales. 

Volver invisible al Popular

Parece adrede lo que comete el estamento político oficialista, pues como el escozor que le causa la movilización popular es por lo general acallado con represión y tortura, no es de asombrarse que esta masa de peregrinos sea invisibilizada al punto que los verdaderos protagonistas de la historia religiosa queden, como se dice en Salta, apocados ante los acontecimientos de la farándula electoral. Cambiemos, macrismo, oficialismo gubernamental, hacen con algún propósito egoísta este arrebato al Pueblo norteño de una fecha que siempre les ha pertenecido para movilizarse bajo la fe con la visibilización de sus demandas terrenales: trabajo, comida, techo, salud, educación, seguridad, justicia pues el pueblo peregrinante tiene la vista alta puesta en lo divino pero sus ruegos son por las causas urgentes de lo terrenal. Romper la paz social que caracteriza al norte, no es poca cosa y habla en sí de una afrenta dura en contra de los pobres. Esta situación queda para la historia de todos los argentinos. 

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