Salta despertó con la cartelería de una candidata mujer de la lista del Frente de Todos, manchados con frases insultantes y violentas hacia PAMELA ARES.
Pamela Ares es la candidata propuesta por el sector kirchnerista en el norte para ocupar el cargo de SENADORA PROVINCIAL. Casada con otro funcionario nacional, la licenciada en Ciencias Políticas tiene dos hijos pequeños, viven aquí junto a su compañero y participa de las actividades militantes del peronismo local. Nacida en La Pampa, se radicó en Salta hace muchos años.
Es la primera campaña electoral en la que se presenta a un cargo legislativo, todo un logro para una mujer de la clase trabajadora, profesional, madre y peronista. Si tenemos en cuenta que la mayoría de los partidos políticos llevan hombres en sus listas y con mucha oposición acatan la ley de paridad de género.
Lo sucedido con la cartelería de Ares es una indiscutible prueba de la violencia simbólica y política que la acecha desde que aceptó ser quien en la nómina del FdT encabezaría las propuestas para la Cámara alta provincial. Como si esto fuera poco, debe soportar, el maltrato mediático de otras personas que juegan por intereses electorales, contrarios al modelo nacional y popular.
El contexto está claro, por un lado el miedo que le causa al patriarcado, saber que una mujer puede decidir la política libremente y proponerse para sí y para otros, una carrera dentro del campo legislativo, sin ser parte de una casta o grupo de privilegiados a los que se acostumbra en esta sociedad, donde los femicidios quedan sin culpables por condenar, o es moneda corriente la desaparición de mujeres de todas las edades por la Trata de Personas.
Una mujer que responda a la agenda de sus congéneres, en una orientación al modelo nacional y popular, moviliza para mal a la derecha de los que ven peligrar sus votos en estas elecciones del próximo 15 de agosto.
Nada es demasiado oscuro para quienes en el pasado fusilaron inocentes en Plaza de Mayo, o permitieron las torturas de embarazadas, la apropiación de bebés, los vuelos de la muerte con jóvenes que previamente someterían a todas clases de vejámenes. Hay que tener memoria para comprender que son los mismos cuyos abuelos, padres y demás parientes, se hicieron una fortuna robándole a quienes luego acusarían de subversivos. Esos que siempre están odiando a la mujer peronista, hasta la obsesión y por eso cometieron atrocidades con el cadáver de Evita. Los mismos que son capaces de falsear la vida de un niño, niña para secuestrar y explotar en un campo en el que se enriquecen de los demás. Para ellos, la esclavitud es un privilegio que les asiste, las mujeres son objetos que les sirven y el Estado una bolsa de dinero que no se les debe acabar, nunca.
Temen tanto como para ir a poner en un cartel de campaña, lo que jamás dirían en la cara porque saben lo miserables que son. La derecha siempre es la misma, retrógrada, bruta y asesina.
VIOLENCIA SIMBÓLICA, MEDIÁTICA Y POLÍTICA
Aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de
manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente
contra la dignidad de las mujeres, como así también la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes pornográficas, legitimando la desigualdad de trato o construya patrones socioculturales reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres es considerada mediática.
La violencia de género debe ser prevenida y sancionada. Es importante focalizar la cobertura en la prevención y la sensibilización social sobre este tema que atenta contra el derecho a la vida, la dignidad, la integración física y psíquica de las mujeres.
Bien cita Lucia Martelotte con respecto a la violencia política: “La violencia contra las mujeres en política constituye un obstáculo que impide su plena participación en puestos de toma de decisión en diferentes espacios y refuerza roles tradicionales de género, socavando la calidad de la democracia, el desarrollo y el pleno disfrute de sus derechos humanos. Sin embargo, a diferencia de lo que sucede con la violencia doméstica, ha sido un problema poco explorado”