LA GUERRA OCULTA DE ARGENTINA 1000 NIÑOS INDIGENAS ASESINADOS

Mientras todo el país disfruta del feriado largo por el carnaval, las redes sociales se encienden con “el a favor o en contra” de la guerra en una banalización total de la política que involucra al mundo detrás del enfrentamiento oriental entre Rusia y Ucrania.

El silencio social, colectivo y gubernamental en Argentina, deja solos en la pelea a miles de Pueblos Originarios.

Cada año, en la última década al menos, han muerto en promedio 10 niños indígenas por causas relacionadas a la extrema pobreza que padecen. Un etnocidio consciente para la dirigencia política, inconsciente para el resto del colectivo social.

Alguien mencionó que la Paz no es ausencia de Guerra, que hay muchísimas formas de someter a los seres humanos sin por ellos llevarlos a una trinchera, necesariamente. Esto se comprueba de modo doloroso con las crecientes cantidades de personas afectadas en su salud que viven en el departamento Rivadavia BN en Salta y sus localidades, acaso las más marginales del país. Allí se libra todos los días una guerra incesante para evitar que las muertes sigan sucediendo por hambre, deshidratación, enfermedades de la pobreza, desnutrición, además de las que se agravan en este contexto de miseria, tal como el covid19, la TBC, por mencionar algunas.

Cabe preguntar en general, entonces ¿por qué el conflicto foráneo conmueve y el propio resulta indiferente?

Hacia dónde apuntan los medios de comunicación social, la agenda del periodismo y los debates en las redes sociales. La bandera de otro país acompaña a cientos de perfiles de argentinos y argentinas, consternados por la invasión rusa sobre su vecino ucraniano, pero no ha despertado igual mención la desolación del desmonte en el chaco salteño por la movediza e impune frontera de la soja que deja a miles de seres humanos sin recursos alimentarios naturales en su propio hábitat. Tampoco hay una bandera del pueblo wichí, toba, coya, ava guaraní, en las fotos de la gente que acepta el etnocidio indígena en nuestro propio territorio.

Los Estados están en guerra con un sistema económico, social y político que se yergue cruel y despiadado sobre los más vulnerables y en el caso de la Argentina, los más vulnerados son los niños, sobre todo, las infancias indígenas privadas de vivienda digna, atención sanitaria, alimentos, acceso al agua potable y a una educación multicultural y bilingüe que respete la autodeterminación e identidad de los Pueblos Originarios.

Cientos de años como esclavos, parias y lúmpunes en sus propias tierras, ajenos a todo derecho y en constante desventaja ante la hegemonía cultural. Expulsados de sus comunidades y excluidos en las grandes urbes del país. Invisibilizados, acallados para que no se expresen en sus propios idiomas y en muchos casos, sin el derecho a la identidad cultural que los distingue.

A modo de una somera comparación, observe que la división de Rusia y Ucrania tiene una arista cultural muy importante, salvando las distancias a saber que se trata de dos países, y no de una Nación con varias comunidades indígenas, tal el caso que nos ocupa.

Pero no está demás observar que en el año 2019 el parlamento del Kiev sancionó una ley cuyo objetivo era reforzar el uso del idioma ucraniano como única lengua oficial del Estado, acción que valió el rechazo de Moscú al calificar la normativa como discriminatoria pues dejaba fuera a la minoría de rusoparlantes y por tanto incumplía lo establecido en los Acuerdos de Minsk firmados entre 2014 y 2015 buscando atenuar la crisis del Donbás.

Aun así, en las últimas décadas la rusificación de los idiomas en Ucrania es evidente. El uso de los idiomas nativos fue reprimido, en tanto que el ruso es prácticamente de uso obligatorio.

Volvamos la mirada a nuestra realidad como país y observemos nuevamente el uso idiomático del español en la educación pública sin respetar la identidad cultural de los Pueblos Originarios. Sin educación multicultural y pluri idiomática, aquí también tenemos una ruptura y un acto imperante sobre los que ya de por sí están vulnerados.

LA TIERRA, EL BIEN NEGADO A LOS PUEBLOS ORIGINARIOS

El conflicto por la propiedad comunitaria de los territorios ancestrales abarca toda la geografía interna en el país donde se encuentran las comunidades, no interesa de qué etnia se trate, a ellas están negadas de hecho, el poder constar jurídicamente, como legítimos propietarios milenarios de estos suelos. Situación que es adrede, favorable al agronegocio y que en definitiva es la raíz de los desalojos arbitrarios, las quemas del bosque nativo y los hechos de violencia que a diario se repiten sobre todo en el Noroeste Argentino.

Bastará con observar cómo las comunidades afrontan a sicarios de los agroexportadores poderosos y se ven perseguidos a fuerza de armamento para quitarles el derecho natural a permanecer en las tierras que históricamente son de ellos.

Las fumigaciones en sus territorios que van terminando con la salud de todo lo que hay por debajo del veneno, por decir algunas de los graves padecimientos que actualmente someten a los habitantes de Santiago del Estero, Tucumán, Catamarca, Salta, Jujuy, Chaco y luego a las provincias litoraleñas con la aguda depredación de los bosques, para culminar el recorrido en la zona patagónica y la apropiación de los recursos hídricos por parte de la extranjerización de la propiedad y el extractivismo.

Así las áreas fronterizas son las más perjudicadas, tal como sucede en Salta con zonas como El Cruce en Pichanal, donde abiertamente se sabe de la explotación y trata de personas que tiene por víctimas a centenares de niños y niñas indígenas. Santa Victoria Este en el departamento Rivadavia Banda Norte donde el criollaje ha naturalizado el abuso sexual infantil como un hábito social para la “diversión” en manada de los grupos sociales no originarios.

Quizás no podamos hacer la afirmación visceral de “hay guerra” pero sí se puede y debe sostener que en el país NO HAY PAZ SOCIAL, pues los sistemas excluyentes de representación y participación política, alejan de sus propios derechos de ciudadanía a los Pueblos Originarios que pese a ello, se van abriendo camino con la construcción y la transformación de las agendas oficiales a través de la política indígena.

https://saltanoticiasinfo.com.ar/2021/08/entidades-sanitarias-reclaman-que-el-gobierno-de-salta-deje-de-dar-soja-a-infancias-wichi/?fbclid=IwAR2bI09UP-M2j8oLHeLzViWT-hrJvxNU5z8OX8AAxeqRKZFLRbkhp6TbfMc

En el mencionado ejemplo salteño, las zonas más empobrecidas de la frontera, han tenido por 4 décadas una banca y una vicepresidencia en la Cámara Alta de la provincia, tal como hemos señalado en otras notas en SNI. Aun así, la desidia del “patrón territorial” -Mashur Lapa- que mediante un sistema de terror, ejercido entre los pobladores más pobres de la zona, se vio favorecido con una banca que no merece, pues el empobrecimiento de los Pueblos es prueba suficiente de su indiferencia hacia los propios patriotas, nos lleva a entender la crisis que asoma en el seno legislativo de la Provincia, donde ahora una referente originaria, Sonia Magno, diaguita calchaquí, única mujer entre 22 machos políticos, es la más reciente esperanza de visibilización del género, los originarios y las infancias, todos sectores víctimas del patriarcado salteño.

Estamos en conflicto y aunque esto no sea políticamente correcto de exponerlo en las actuales circunstancias mundiales es mucho más profundo que el “no te vendo crema rusa” una instalación mediática de la vacuidad que impera en una sociedad tremendamente ignorante de la realidad que la circunda.

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