-VIDEO- EL GOBIERNO CONDENA A LA MUERTE A MUJERES INDÍGENAS EN SALTA La Justicia revisa y constata las paupérrimas condiciones infrahumanas en las que se encuentran los pueblos originarios.

Una ministra de Desarrollo Social, indolente, con marcada ausencia de las condiciones en las que subsisten miles de salteños y salteñas pertenecientes a las etnias del Norte. Silvina Vargas y su impronta como militante de la indiferencia.

Liliana Frías, un día de invierno llega al costado del camino perdido en el monte, en el Chaco salteño. Apenas carga con ella y prendidas a sus humildes harapos, dos criaturas con todos los miedos, una nena de 11 años y otra pequeña de 4

Liliana no da más. Hambre, invierno, cansancio, soledad, monte, niñas, todo sucumbe y queda tendida en el olvido.

Quiere llegar hasta la casa materna, en el paraje El Desemboque II, donde la miseria va a dar allí en medio del árido paisaje, sin agua. Pero no llegará y sus hijas quedarán solas en manos de su anciana madre que carga de muchos años más penas hambre y abandono.

Nadie la atenderá, este invierno parece ser el último, aunque la típica fuerza wichí no la dejó todavía, logrará ser atendida por el mismo sistema que la postró sola, en esta lucha por la que fue a dar yaciente en el camino.

Hoy, ella internada en Tartagal, el hospital donde los niños y mujeres mueren, porque mueren y el país mira para otro lado.

Las niñas, continuarán en la misma lucha, aguantando hambre y un día más frío que otro, totalmente olvidadas por el sistema, con sus pensamientos claros que fueron abandonadas por todos.

Y llegarán los Wichis para atender a sus niñas wichis, que juntos salen a capear el monte, con energías sobrehumanas, que los gobiernos desconocen.

Entonces surge lo que más duele, saber que la empresa transportadora de agua llamada MAE, no llega con los camiones hasta allí, por torpeza por desidia, por abandono, pero de funcionarios que no conoce lo que es caer exhausto, hambriento y dolido en medio de la nada con dos nenas, prendidas a la incertidumbre.

Marcelo Córdova y Luis Almaraz, fieles verdugos de Silvina Vargas, la ministra de la muerte, ellos tienen el abrigo, pero que da el poder a ellos mismos, la impunidad de un escritorio, la comodidad que otorga la riqueza que se genera por manejar esos pocos recursos vitales que no le llegan a los pobres y transformarlos en el peor clientelismo y asistencialismo.

Una flota de camiones modelos viejos destartalados 1995, reciben fortunas por llevar agua a los pueblos indígenas.

Es el siglo XXI y Liliana, derrotada por la indiferencia, yace en el camino a la nada misma. Enferma, desnutrida y sedienta.

No hay explicación para mirar los galpones llenos de bolsas con alimentos que se guardan para las campañas electorales que al parecer se moverán a partir del final de este año en coordinación con los regentes políticos de la zona el turco Senador, no se entiende por qué un área como Asuntos Indígenas –manejada por Gómez Almaráz– otro lacayo del Gobernador Sáenz, puede a punta de lapicera, decidir qué indígena vive o muere, al parecer el resultado es claro: los niños, niñas y mujeres originarias, morirán en uno de los más crudos inviernos norteños.

Liliana Frías es llevada al hospital en Tartagal, los medios se enteran del hallazgo al borde de la muerte, las niñas fueron a los ranchos de plásticos con sus abuelos. Liliana está en terapia y entonces, aparecen miembros del Poder Judicial los mayores verdugos, que además de no conocer el territorio, jamás fueron por esos caminos del olvido.

Al fin llegaron, juezas y funcionarias que cuidaban no romperse la uñas, y observaron asombradas, sin poder creer que la realidad era la única verdad, en el norte salteño, de centenares de seres humanos.

Sin viviendas, sin agua, sin alimentos, sin salud, sin escuelas que funcionen.

Liliana, la mujer que caminó por el monte con sus hijas a cuestas, su dolencia física y el hambre -el siempre presente- es dada de alta en el hospital para retornar al frío, a la miseria y a la incertidumbre.
No todos vemos el mismo invierno, no todos padecemos la misma necesidad, pero todos tenemos el mismo derecho de vivir, aun cuando al poder político esto le parezca una afrenta contra la oligarquía.

“NO QUIERO SER UN COMENTARISTA DE LA REALIDAD”

El gobernador Sáenz, en sus recientes declaraciones oficiales, se jacta de haber “colocado” en la agenda del país, las fuertes asimetrías sociales, políticas y económicas que padecemos la ciudadanía norteña. Hace alusión a su campaña electoral por la vicepresidencia junto a Sergio Massa, actual presidente de la Cámara baja nacional. Sáenz, quiere retomar el speach de campaña sobre argentinos de primera  argentinos de segunda, sin embargo, en una extraña proyección de sus propios dichos, lo único que en dos años ha logrado su gestión provincial es profundizar a puntos inhumanos, estas evidentes diferencias que tienen a las comunidades indígenas como protagonistas.

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