EL DESPRESTIGIO DE LA PALABRA EN POLÍTICA Análisis de José De Guardia de Ponté -Presidente del Consejo Federal del Folklore de Argentina-

Hace ya muchos años, demasiados… el discurso político se profesionalizó de tal manera que se constituyeron a nivel superior técnicas de oratoria, retórica y todas la óricas imaginadas, para lograr que una persona sin demasiadas virtudes éticas logre decir en una parafernalia de bla bla… absolutamente nada.

Si hay algo que se ha perfeccionado en política es el arte del sofismo en su máxima expresión. Técnicas de “coaching” dicen y dictan como vestir, pararse, sonreír, mover las manos y por supuesto hablar con énfasis, convencimiento y absoluta hipocresía.

Y si bien estas técnicas parecen nuevas, son tan antiguas como la política. Ya en la Roma de la antigüedad, Marco Tulio Cicerón, demostraba sus dotes de convencimiento en las famosas “Catilinarias”.

Li Yu Tang en uno de sus libros, haciendo una severa crítica a la política europea dijo que “al parecer en occidente las palabras fueron creadas para encubrir… más que para decir la verdad…” y es que justamente si hay algo que caracteriza al carácter eurocéntrico del poder es la doble moral y por lo tanto la doble intención en el discurso del poder. Y si bien, antaño, los discursos políticos eran respetados por la contundencia de sus mensajes, hoy el decir en la política está totalmente devaluado.

Todo el mensaje de la política en nuestros ámbitos eleccionarios son oropeles vacuos, desprovistos de contenido e ideología, disfraces vulgares y mal confeccionados, con la perdida del sentido democrático donde se supone que el “poder es del pueblo”.

Los partidos políticos han desaparecido, son meros trampolines para ascender, y cuando pierden resorte, los postulantes cambian de plataforma como de ropa interior y quizás por la misma razón.

Nuestro sistema actual se llama “plutocracia” y es muy necesario saber su significado ya que es nuestra norma gubernativa: “Forma de gobierno en que el poder está en manos de los más ricos o muy influido por ellos”. Nos informa la RAE.

En el mundo moderno la plutocracia no suele manifestarse de forma directa como lo hiciera en la antigüedad clásica, donde el gobierno estaba ejercido directamente por los plutócratas. Hoy es necesario una fachada medio transparente, porque en definitiva, a nadie se le escapa donde radica el poder real y dónde no está que es el pueblo.

Para comprender definitivamente: Marty Jezer, “Money in Elections”, artículo del Washington Times, 2005. Dice “El dinero es el mayor determinante de la influencia y del éxito político. El dinero determina qué candidatos estarán en condiciones de impulsar campañas efectivas e influencia cuales candidatos ganarán los puestos electivos. El dinero también determina los parámetros del debate público: qué cuestiones se pondrán sobre el tapete, en qué marco aparecerán, y cómo se diseñará la legislación. El dinero permite que ricos y poderosos grupos de interés influencien las elecciones y dominen el proceso legislativo”.

La pregunta final… quizás sería: ¿alguna vez fue diferente? Y si es así… deducir cuándo y cómo.

Alea jacta est.

José de Guardia de Ponté

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