Los derechos laborales son derechos humanos.
Marcela Gutiérrez se desempeñaba como trabajadora del gremio docentes ADIUNSA. A SNI, comentó los detalles de su despido intempestivo y arbitrario: “El día 31 de julio fui despedida SIN CAUSA, de mi trabajo en ADIUNSa, (Asociación de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional de Salta). Quedarse sin trabajo siempre genera bronca e impotencia, pero si quienes te despiden dicen defender a lxs trabajadorxs, resulta inadmisible. Tal vez resulte naif pretender cierta coherencia entre lo que dicen querer hacer y lo que en realidad hicieron, pero siempre espero más de compañerxs y camaradas.
Quiero expresar mi repudio absoluto a la actual Comisión Directiva, que me echó luego de casi 8 años en los cuales realicé mis labores con responsabilidad y eficiencia. Una Comisión que parece olvidar la esencia de un gremio que supo ser combativo y estar presente en las luchas de sectores desprotegidos.
No es casual que hasta el día 7 del mismo mes, haya estado con Licencia Psiquiátrica (5 meses, no continuados) , donde según lo que consta en los informes de mi psicóloga y psiquiatra, las afecciones mentales que padezco, han sido originadas o potenciadas, por el pésimo ambiente laboral. En ningún momento recibí una llamada para saber si necesitaba algo, o cuando iba a reintegrarme,pese a que en la Comisión Directiva hay dos psicólogas que, además dicen ser feministas.
Cabe recordar que no solo era de compañera de trabajo, también lo soy en múltiples espacios de militancia por los derechos humanos, fui víctima directa de la dictadura ya que estuve exiliada junto a mi familia.
Asimismo soy el único sostén de mi familia monomarental, y tengo una hija menor a cargo, es decir, además de quedarme sin mi ingreso fijo, me quedo sin obra social, en una situación totalmente precaria, con un préstamo hipotecario de reciente adquisición.
Como agravante, si hiciera falta, tengo 51 años. En una sociedad que excluye y discrimina, a esta edad resulta muy difícil conseguir trabajo después de los 40 años.
Todo lo expuesto demuestra que he sido victima de múltiples violencias, no se ha contemplado la Ley Integral de Protección a las Mujeres, que justamente busca garantizar una vida libre de violencia y discriminación, al igual que lo hacen todos los tratados internacionales que bregan por ámbitos laborales donde la dignidad y el valor de la persona humana, la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y la determinación de promover el progreso social y la mejora del nivel de vida con mayor libertad dejen de ser una utopía.
El nepotismo reinante puertas adentro de la Asociación, es abrumador. La falta de claridad en las reglas, y la imposibilidad de reunirse a dialogar con la CD, ni que hablar.
Seguramente alegarán que era su derecho de patronal despedirme, lástima que se olvidaron de los míos como trabajadora.
Con este despido arbitrario y sin causa, bajaron todas las banderas de lucha que alguna vez supieron enarbolar.” Concluyó la trabajadora despedida.