Realidad contrasta con propaganda: Las Vertientes

En el paraje Las Vertientes, vive la familia de Pepe Sandoval, originario de la etnia wichí que en una entrevista pone en evidencia la falta de recursos para atender a su hija discapacitada y en riesgo de muerte por padecer HAMBRE. El Gobierno provincial consideró que hizo todo cuanto puede en la situación social, económica y sanitaria de la familia indígena y a través del envío de datos personales que mantiene con los tutores de la niña damnificada, expone todo aquello que recibe a modo de aplastar con el aparato de propaganda y difusión, la credibilidad de Sandoval.

A esta cronista le fue enviado, a través de la prensa gubernamental, fotos, audios y datos bancarios sobre depósitos económicos que el Estado dice realizar para asistir en la que admitieron es la situación de la familia originaria que habita en el paraje Las Vertientes. Además de la expresión personal del mensajero pago, sobre lo que entienden es hacer un Estado presente en situaciones de extrema pobreza.

Al analizar lo que sucede nos encontramos de nuevo con el gran impedimento de la ignorancia de la cultura hegemónica para comprender lo que dicen los ciudadanos originarios quienes al traducir sus palabras al castellano, asimilado pero no compartido el ideario, no dejan de pensar en las concepciones de su lengua materna. Sandoval habla de necesidades desde una tapera de palos y adobe, que la meritocracia del oligarca gobernante, considera que insiste en vivir allí porque quiere. Mueren desnutridos porque no saben comer lo que en bolsones como prebendas le son enviados suministros según la dieta del criollo porque el pobre, por pobre, está obligado a congraciarse con lo que recibe, sin derecho a deseo, gustos, elecciones, ni nada que tenga que ver con el ejercicio de la libertad y la individualidad, porque nada masifica más al ser humano que la pobreza desgraciada impuesta por los que manejan los recursos.
El ESTADO AUSENTE, como su Gobernador – en campaña a favor de la elite conservadora porteña- como su gabinete ejecutivo, ocupado en pagar la deuda del Banco Macro, como los que deben arbitrar soluciones reales a problemas que afectan e inciden en la vida del ciudadano…es ESTADO DE ABANDONO, rige en Las Vertientes y en cada pueblo de la provincia de Salta. Una provincia depredada porque las únicas familias que no padecen de hambre son las que gobiernan, generación tras generación, como si se tratara de una monarquía de facto. Pero, claro, el indio, presa fácil del sistema burocratizado de recursos, debe elegirse, regirse con todo lo que la ley del blanco exige, bajo la percepción social de las instituciones que lo gobiernan, negándolo, sin lugar a su identidad, cultura y pertenencia.
Sandoval, como muchos otros ciudadanos nativos originarios del Chaco Salteño, reclama en su concepción indígena que el Estado no está allí donde no hay agua para consumo humano, ni atención sanitaria de calidad, ni recursos naturales para su alimentación, ni acceso a la vivienda digna, no hay educación indígena, ni respeto a su cultura ancestral. No hay trabajo, sino depredación voraz, descontrolada y foránea de sus bosques nativos. Sandoval habla desde la miseria porque con la plata que recibe -la que el rico en su poder le da siendo ajena pero como si le fuera propia- se la da pensando en que Sandoval como todos los originarios, usa en vicios de miseria, la miseria del dinero que no alcanza ni en el más alejado paraje selvático de Salta, la pobre, ni tampoco en la periferia capitalina porque el pobre, es pobre en la comunidad del Chaco Salteño, la Puna mineral, en el Valle del finquero o en la Capital del burócrata. Lo que no entiende el funcionario, ni su empleado ocasional de prensa es que el problema a resolver no son los pobres, sino los ricos que se quedan con lo ajeno.
La niña que muere poco a poco con el hambre, la que no tiene una silla de ruedas, debe estar callada como sus padres en medio de una tapera atestada de miserias, porque el rico está de campaña, porque el Estado miserable no es AUSENTE y en esto estaremos muy de acuerdo, es algo peor: ES UN OBSERVADOR CONSTANTE EN LA MUERTE POR INDIFERENCIA DE LOS GOBERNANTES. Nunca estuve más de acuerdo con alguien que en esta ocasión. Un observador promiscuo ante la agonía de quienes queriendo y luchando por sus vidas, no tienen ni el poder de decisión, ni la voluntad, ni los medios, ni el conocimiento, ni absolutamente nada de todo lo que deben tener para vivir de un modo digno COMO PERSONAS HUMANAS.
Sandoval, sabe de estas líneas como yo sé de su dolor porque “de los pobres se sabe todo” pero de los ricos que gobiernan, los que tienen sus dineros en paraísos fiscales, los que son parientes, amigos y amantes de otros poderosos… de esos, no se sabe nada.

 

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