Policía y asesinatos de jóvenes en Argentina

Muerta por policías santiagueños
silviamaldonado

En el breve reportaje realizado por Cosecha roja, los familiares de Silvia Maldonado, una joven mamá asesinada por la policía en la puerta de su casa, narra la realidad en los barrios periféricos argentinos. Capital o Provincias, la juventud pobre, víctima permanente del gatillo fácil y la doctrina Chocobar.

La policia de Santiago del Estero buscaba unas herramientas robadas. Quisieron entrar a la casa de Silvia Maldonado y ella les exigió la orden de allanamiento. Discutieron. Un policía sacó el arma y la mató.
Silvia tenía 17 años. Era mamá de una nena de dos y de un bebé de un mes. El domingo a la noche la policía llegó hasta su casa, en el barrio Gas del Estado de Santiago del Estero. Buscaban unas herramientas que le habían robado a una vecina. La adolescente les pidió la orden de allanamiento. No la tenían. “Los policías querían entrar a toda costa. Uno le pegó a Silvia con la Itaka en el estómago”, contó a Cosecha Roja su hermana Milagros. Cuando se estaban yendo, el cabo 1° José Abraham sacó el arma reglamentaria, apuntó y disparó. La bala le dio a Silvia en la sien derecha. Murió esta madrugada en el hospital.
El fiscal Ramón Alfonzo ordenó la intervención de Gendarmería y la aprehensión de siete policías que participaron del operativo. “Se entiende que no actuaron como corresponde”, contó el fiscal general de la provincia de Santiago del Estero, Luis De La Rua, en radio Metro.
Le dispararon a matar”, cuenta Milagros. La joven está en la casa en la que le dispararon a su hermana rodeada de un grupo de activistas de derechos humanos que los acompañan en el reclamo de justicia. Con voz pausada y suave, Milagros cuenta lo que pasó el domingo a noche. Después de las once, tres policías llegaron hasta la casa en la que Silvia vivía con los dos hijos, la hermana menor, la mamá y el abuelo. “Ella salió a preguntar qué necesitaban; le dijeron que venían a buscar unas cosas robadas”, explica Ariana.
—Aquí no hay nada robado —contestó Silvia.
Se plantó en la puerta y les dijo que sin orden de allanamiento no podían entrar. El cabo Abraham le pegó con su Itaka. Ariana, la hermana menor, se acercó a la puerta y la vio en el piso. Silvia se levantó y amagó a pegarles con un ladrillo. “El policía se ataja y le dice a Ariana: mirame bien la cara: yo soy el que la va a matar a tu hermana”, contó Milagros.
La familia contó que los policías agarraron a Silvia de los pelos y los vecinos la defendieron a ladrillazos. Los policías retrocedieron. La versión oficial dice que retrocedieron disparando balas de goma. Ariana jura haber escuchado una única detonación: la del disparo que mató a su hermana.
El cabo Abraham admitió haber gatillado su arma reglamentaria. Y dio un explicación insólita: dice que disparó porque se le había trabado la escopeta con postas de goma.
Silvia estuvo 24 horas internada en terapia intensiva con coma cerebral y asistida por un respirador artificial. Esta madrugada -martes 18 de junio- murió en el Hospital Regional Ramón Carrillo.
La represión policial y las muertes de los jóvenes
La CORREPI –Coordinación contra la Represión Policial e Institucional– detalló que durante mayo, en Argentina se registraron más muertes que días en el calendario.

Diego Cagliero (30), Aníbal Suárez (22), Gonzalo Domínguez (14), Camila López (13), Danilo Sansone (13), Maximiliano Rosasco (21) y Jimena Gramajo (25): todxs asesinadxs por las armas del estado. Junto a Rocío Guagliarello (13), que aún pelea por su vida, estas personas componen la nómina reciente que refleja la ilimitada y mortal avanzada represiva que encabeza la ministra Patricia Bullrich. Todos, homicidios perpetrados por distintas fuerzas, en distintos lugares, y con un elemento en común: en todos, la fuerza involucrada intentó modificar las versiones y los elementos de prueba para revertir la responsabilidad de los hechos hacia las víctimas. Quisieron “dibujar” los hechos ocurridos, como ya ha sucedido con Rafael Nahuel (22), Santiago Maldonado (28), Facundo Ferreira (12), y tantos otros casos que forman parte de la lista que convierte a Cambiemos en el gobierno más represor desde la vuelta de la democracia. Lamentablemente, mayo no fue la excepción: sólo a partir de los casos que han salido a la luz en distintos medios de comunicación, al pasado viernes 24, hemos contabilizado 26 muertxs por gatillo fácil o en lugares de detención.

El domingo 19 de mayo, Diego salía de un supermercado con amigos. En la puerta se produjo un altercado con lxs encargadxs del local, lo que derivó en una denuncia y posterior persecución de la camioneta en la que viajaba el grupo de amigos. La policía bonaerense efectúo once disparos. Varios impactaron en el pecho de Diego y lo mataron. La fuerza provincial intentó argumentar su accionar a partir de dos armas que aparentemente se encontraban en la camioneta y con las que supuestamente alguien disparó desde el vehículo. Las pericias desmintieron esta versión rápidamente. Desde las cámaras no se pudo observar que existiera tal disparo, como tampoco se pudo confirmar que efectivamente las armas encontradas pertenecieran a Diego y su grupo de amigos. Lo que sí se pudo confirmar es que una de estas armas era de aire comprimido y que ninguna de las dos efectuó disparos.

CORREPI ha denunciado siempre que estos hechos no responden a un accionar aislado de policías que actúan como “la manzana podrida del cajón”. Es, efectivamente, la función intrínseca de la institución policial, y una vez más la Bonaerense se encargó de confirmarlo. En la madrugada del lunes 20, mientras la misma fuerza intentaba tapar el asesinato de Diego en Tres de Febrero, su pares de San Miguel del Monte asesinaron a cuatro jóvenes. Aníbal invitó a Gonzalo, Camila, Danilo y Rocío a dar un paseo en su Fiat Spazio 147. Días atrás, la policía le había quitado al dueño del auto, a través de una coima, el dinero que le quedaba de su última paga por circular, supuestamente, sin los papeles en regla. Papeles que no había podido pagar por haberse quedado sin trabajo.

Según la versión policial, “una actitud sospechosa” del vehículo fue el motivo de la violenta persecución que terminó con el auto incrustado bajó un camión. Aníbal, Gonzalo, Camila y Danilo murieron y Rocío que peleó por su vida en el Hospital El Cruce de Florencio Varela.
Al día siguiente, algunos pocos medios titularon lo que la intendenta de San Miguel del Monte, Sandra Mayol, y el ministro de seguridad de la provincia, Cristian Ritondo, intentaron instalar: las muertes se habían producido por un accidente de tránsito. Sin embargo, la valentía de algunxs trabajadorxs municipales y testigxs del hecho, que aportaron pruebas claves a la fiscalía -a pesar de la amenaza del secretario de seguridad municipal Claudio Martínez-, permitió dar por tierra rápidamente la maniobra. En los registros de cámara presentados, se puede ver cómo uno de los policías sacó medio cuerpo por la ventanilla para disparar contra el Fiat. Los miembros de la fuerza dijeron que estaban haciendo luces con una linterna, lo cual no se condice con las cuatro vainas encontradas en el lugar, una de las cuales se encontró en el cuerpo de Gonzalo, y que la misma policía bonaerense intentó esconder. Tampoco se advierte la “actitud sospechosa” con la que la voz oficial quiso defender su accionar asesino.

Estos hechos expresan con claridad qué queremos decir cuando CORREPI denuncia que la represión es política de estado. Cambiemos, con Macri y Bullrich a la cabeza, convierten esta denuncia en parte central de su discurso con orgullo. Podemos continuar con el “no tirar gendarmes por la ventana” en la desaparición forzada y muerte de Santiago Maldonado, la “versión de verdad” ante las incontables falsedades que intentaron instalar en el asesinato de Rafael Nahuel, la presentación del policía asesino Chocobar como “héroe”, y la resolución 956/2018 con la que el gobierno legalizó el gatillo fácil, entre tantos otros ejemplos.

En la habilitación de esta resolución se enmarca también lo ocurrido en Rosario el martes 21, horas después de la masacre de San Miguel del Monte. Según las declaraciones de dos oficiales del Comando Radioeléctrico, estos advirtieron que Maximiliano y Jimena intentaron robarle a una mujer. A pesar de que tal situación no se pudo comprobar en las pericias, el relato continúa con los policías dando la voz de alto, un posterior tiroteo y la muerte de lxs pibxs rosarinxs. Pero una vez más, las pericias lograron desarticular la mentira. El recorrido de las balas impactadas en los cuerpos de lxs chicxs no se condicen con el relato policial, y en las cámaras ubicadas en el lugar, se puede ver cómo uno de los oficiales remata a una de las víctimas con dos disparos cuando se encontraba tirada en el suelo.
Este combo frecuente de balas y mentiras tiene total correlato con la intención del gobierno de instalar versiones que justifiquen su avanzada represiva. Por supuesto que esto no podría lograr la efectividad deseada sin la indiscriminada complicidad de los medios hegemónicos que se encargan de justificar cada uno de los homicidios. Y lo hacen sin límites, lo cual tiene como resultado, por ejemplo, la absurda condena por homicidio culposo (sin intención) que el jurado popular le dio al subcomisario de la policía federal José Buscarolo, quien persiguió durante 17 cuadras y asesinó por la espalda a Iago Ávalos (17) luego de que el chico sacara dos tazas de su auto (y las devolviera) el 12 de mayo de 2017.

¿Acaso dos tazas tomadas de un auto o un celular valen más que la vida de una persona? Esto es lo que Macri, Bullrich y compañía quieren instalar para asegurar un control social cada vez mayor, que garantice sin oposición, el ajuste, el saqueo y el hambre al pueblo trabajador.

A un mes de la masacre de San Miguel del Monte

Por su parte, el fiscal de Cañuelas Lisandro Damonte pidió la prisión preventiva de los 12 policías y de un funcionario municipal por la muerte de cuatro jóvenes y las graves heridas sufridas por una quinta víctima, luego de una persecución a los tiros ocurrida el 20 de mayo en la localidad bonaerense de San Miguel del Monte, informaron fuentes judiciales.

Familiares, amigos y vecinos de los cuatro jóvenes que murieron luego de una persecución policial a los tiros en San Miguel Del Monte marcharon en la tarde del jueves 20 de junio, por el centro de esa localidad bonaerense en reclamo de “verdad y justicia”, al cumplirse un mes del hecho.
La movilización partió a las 14 desde la esquina de avenida de los Pescadores y López, en el “Skate Park” en el que Camila López (13), Danilo Sansone (13), Carlos Aníbal Suárez (22) y Gonzalo Domínguez (14) solían reunirse junto a Rocío, la única sobreviviente del hecho.
Detrás de una bandera blanca en la que estaban pintadas con aerosol las frases “Que no se quede mi pueblo dormido” -extraída de una letra del grupo de rock Callejeros- y “Exigimos verdad”, junto a los nombres de las víctimas, encabezaron la marcha los familiares de los chicos.
Gladys, la madre de Danilo, dijo a los medios locales que la convocatoria “es un grito pidiendo por favor que se haga justicia, y es un llamado de atención para todas las personas que se ocupan de hacer justicia”.
“Estamos en pie pidiendo justicia por nuestros hijos, porque si hoy no tuviera la fuerza para pedir justicia no estaría viva, me hubiera ido con él”, aseguró Gladys, y agregó que “a un mes, las pruebas están”, pero las respuestas todavía no las tienen “exactas”.
Con pancartas con fotos de las víctimas y al grito de “vecino, vecina, no sea indiferente, nos matan a los pibes en la cara de la gente”, cientos de manifestantes avanzaron por las calles de la ciudad, hasta que pasadas las 14.30 llegaron a la plaza Adolfo Alsina, frente a la municipalidad de San Miguel del Monte, donde se había armado un escenario y era donde los chicos se juntaban para rapear y cantar.
Luego de que hablaran los familiares de las víctimas, tomó la palabra el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, quien dijo que “las policías deben ser fuerzas de prevención y seguridad social, no pueden estar para atacar al pueblo, no puede ser así en democracia”.
“La vida de los chicos no la vamos a recuperar, pero sí están presentes, ahora y siempre. Y nosotros tenemos que estar juntos para que no le sigan robando la vida y la esperanza a nuestros chicos”, concluyó Pérez Esquivel, presidente de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM).
El acto en la plaza, ahora bautizada como “Los chicos de Monte”, culminó con un festival musical en el que abundó el estilo freestyle, tal como les gustaba practicar a los jóvenes que murieron tras la persecución.
El 20 de mayo último, los cinco jóvenes iban a bordo de un Fiat Spazio que chocó contra el acoplado de un camión estacionado en la ruta 3, en San Miguel del Monte.
Al momento de la colisión, las víctimas eran perseguidas a los tiros por al menos un patrullero de dicha ciudad.
Las autopsias revelaron luego que si bien cuatro de los cinco murieron a raíz de las lesiones producidas por el impacto, uno de los fallecidos también presentaba una herida de bala en un glúteo.
Lo ocurrido derivó en un descabezamiento de la cúpula policial local y en una serie de marchas de familiares, amigos y vecinos de las víctimas, apoyados por distintas organizaciones sociales y políticas, que denunciaron que se trató de un caso de “gatillo fácil.

Rocío Quagliarello, la única sobreviviente del choque tras una persecución policial a los tiros, cumplió 14 años – el 18 de junio-  no fue una celebración más, puesto que por decisión propia, concurrió a visitar a los y las profesionales que le salvaron la vida.

El jueves 20 de junio por la tarde en la conmocionada ciudad de San Miguel se realizó un festival y una marcha para exigir Justicia por los cuatro adolescentes fallecidos.
Las declaraciones de familiares de las víctimas, reflejan la dura posición que asumen ante el atroz hecho cometido por la policía bonaerense: “Acá mismo hay policías y acabo de escucharlos que dijeron, ‘los mataron y no los alcanza’. Nos vamos a ocupar que la policía no siga”, dijo Gladis Ruizdia, mamá del asesinado Danilo Sanson. “A la señora intendenta le digo que se ponga las pilas. Que no traiga policías con antecedentes. Y nos vamos a ocupar que no salgan que no salgan los policías presos”, sentenció.
“Estoy muy quebrado. Me duele mucho el pecho”, dijo el papá de Danilo durante el acto central. La marcha se inició en el Skate Park, pasó por el Colegio Nacional -donde estudiaban la mayoría de los chicos muertos- y concluyó frente a la Municipalidad. En el escenario estuvieron los papás y tíos de los jóvenes fallecidos. Susana Ríos, madre de Gonzalo dijo: “Los chicos no tuvieron un accidente por ahí. A los chicos los mataron”.

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