Privan de atención médica a una nena wichí

Hace dos años que Juana Mendoza espera pacientemente que le realicen la última operación en una de sus manos, tras haber sufrido un accidente cuando pequeña en donde se quemó la zona provocándose lesiones de importancia. La burocratización y la falta de atención médica en Santa Victoria Este, la aleja de su derecho a la Salud.
La provincia de Salta firma en el 2010 con un conjunto de empresas médicas y sus respectivos nosocomios privados, un convenio para la atención de pacientes en pueblos del departamento San Martín. Haciendo para ello, una base operativa en el colapsado Juan Domingo Perón, hospital público de la ciudad de Tartagal.
Ese convenio trae médicos del hospital Británico, por ejemplo, que atienden unos cuantos casos en la zona y luego dejan a pacientes bajo la supervisión de los médicos locales. En el caso de Juana Mendoza, llega así a acceder a las operaciones para recuperar su mano dañada en el accidente con quemaduras de 3er grado. Pero a medida que pasaron los años y que se requirió nuevas intervenciones quirúrgicas, ni el Hospital de Santa Victoria Este, ni el de Tartagal, realizan las derivación a Salta para que sea atendida como corresponde. En tanto que para los médicos del convenio de buena voluntad, un conjunto de 316 casos más importantes que Juana, sólo podrán atender 120 de ellos, entre los que la joven wichí no cataloga como prioridad, tal lo confirmado por el jefe del operativo foráneo, el médico Nolasco.

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Pese a habérsele solicitado a la gerente del Hospital público de Santa Victoria, la derivación a Salta de la paciente Mendoza, nada ha resultado aún.
Antecedentes del Convenio
Los únicos datos que se hicieron público de este acuerdo entre una empresa privada y el gobierno local, fueron que el convenio fue ratificado en abril del año 2016, cuyo objetivo principal es establecer relaciones de cooperación, planificación, programación y desarrollo de actividades docentes, de investigación, de divulgación y de educación para la salud. En aquel entonces, el acuerdo contó con las rúbricas oficiales de Angel J. Yebara, director general del centro de salud, y el ministro de Salud Pública salteño, Oscar Villa Nougues -reemplazado luego por Mascarello- Conforme lo convenido, participaba de lo firmado, la Asociación de Hospitales de Colectividades. La otrora intencionalidad de esta carta de buenas voluntades, era: colaborar en la capacitación de profesionales de la salud a través de rotaciones recíprocas en las áreas clínica y quirúrgica de las especialidades de ginecología, maternidad y pediatría, y estimulará el desarrollo y el intercambio de investigaciones epidemiológicas, compartiendo la información producida por ambas partes.
Lo único que quedó de eso es un grupo de médicos que consideran deben ser llevados al escalafón de próceres por venir a operar en el NOA y luego, una serie de reclamos por las faltas padecidas por los médicos locales: insumos, camas, dinero para mejoras del servicio, capacidad de atención igualitaria y masiva. Consecuentemente, aquello que es una falencia de la mala administración gubernamental en el área de Salud Pública y que la hacen desaparecer con la llegada de los prodigiosos médicos, es una constante que impide a Juana, como niña argentina, acceder a la atención médica, gratuita, segura y bajo el cumplimiento de lo normado desde la Constitución Nacional, Provincial y según en lo establecido por pactos internacionales sobre Protección a Niños, Niñas y Adolescentes.

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Denuncia de Legisladores
En diálogo con la Radio de la Universidad Nacional de Salta, la diputada provincial y pediatra, Gladys Paredes, manifestó que “este gobierno se retira con una gran deuda hacia el interior respecto al tema de la salud”.
La legisladora evaluó que “lamentablemente la población de las localidades fue creciendo, pero los recursos humanos y sobre todo capacitados, no aumentó en relación a la población. Entonces, la demanda aumentó y la oferta de horas médicas son pocas”.
“En Tartagal, por ejemplo, donde hay un hospital de referencia de todo el departamento de San Martín y Rivadavia, no hay un neurólogo, fonaudiólogo, ni neurocirujanos. El médico de guardia se tiene que hacer cargo solito del internado, de la guardia y de todas las emergencias, consultas, derivaciones, etc.” detalló la médica pediatra.
Paredes dijo que la situación que viven los profesionales de salud que trabajan en el interior provincial “es inhumana” y que se ejerce “violencia institucional hacia el personal”. A su vez, apuntó contra el gobierno provincial, ya que “le falta crear estrategias de incentivo para llevar profesionales al interior” y “no trabaja con un plan con objetivos claros” sino que “da manotazos de ahogado”.
“En resumidas cuentas, hay un Estado ausente” enfatizó. Además remarcó que se han realizado presentaciones al gobierno de la provincia de Salta y se ha intentado hablar con el Ministro de Salud.

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Jugar con las angustias
Lo grave e inhumano de este suceso que abordamos a través del SNI, es que hace una década atrás, Juana perdió a su hermano TUMEGEM, el bebé muerto por la desidia de la Fundación Santa Tecla que administraba el Hospital Materno Infantil de Salta y que impidió a tiempo, el tratamiento por bronquiolitis del niño wichí. Frente a la desesperación de sus padres, Aniceto y Alejandra Mendoza, Tumegem, moría y ellos, ni siquiera tenían recursos para el traslado del cuerpo y el cajoncito para las exequias en su pueblo natal.
Nuevamente, bajo la gobernación de Juan Urtubey y sus terribles equipos de gestión, la familia Mendoza afronta esta vil indiferencia de funcionarios públicos que no cumplen con sus deberes fijados por la ley y que no permiten a Juana acceder a su derecho de atención médica.
Cabe entonces al menos preguntarse por los negocios escondidos detrás de los pretendidos convenios solidarios, los costos que el Estado local asume con el traslado de profesionales, como también quiénes son los médicos que poseen fundaciones favorecidas por las arcas provinciales y los plumazos que Urtubey da cada vez que firma por hechos, cosas y hasta obras sin hacer y que no obstante ello, igual se pagan honerosas sumas.
Recordamos algunos operativos para las intervenciones quirúrgicas de labios leporinos en la zona de la Puna salteña. Una fundación congregó a varios profesionales para esto, a quienes llevaron solicitándole que afronten los gastos, el transporte, la hotelería, los insumos médicos, los costos de quirófano, el instrumental, sin costos para el Estado, siendo que la provincia, por convenio le abonaba al médico coordinador una suma mensual de 35 mil pesos. El único médico que no operaba, ni atendía a los pacientes de las poblaciones alejadas, era el que estaba rentado.

La tierra abandonada

Juana conoce la vida en comunidad, los sueños colectivos, el sacrificio de su papá -maestro bilingüe y cacique- su madre ama de casa. Ella va a estudiar a la escuela y a veces, el no tener la total movilidad normal de su mano, le trae amarguras. 

Vive en donde el monte manda, los ríos desbordan y todas las tareas requieren la destreza de sus manos. El chaguar, las tareas del hogar, las de la escuela e incluso sus propios anhelos de superación como persona. Ha pasado la niñez y ahora su adolescencia, queriendo no sufrir más, ni dolor, ni comentarios crueles, acerca de la apariencia de su mano herida. Ahora, ante esta injusticia además, ha comenzado a comprender lo que es la indiferencia del déspota que gobierna.

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