La foto obscena del saenzismo

En las últimas horas se viralizaron en las redes sociales, para el público salteño, el aspecto físico de una candidata oficialista con mucha perseverancia para trabajar su musculatura. La misoginia, los epítetos discriminatorios, las desacertaras opiniones del prejuicio, iniciaron un nivel inusitado de atención que si fuera una estrategia de campaña, quizás la apelación al voto machista haya logrado su mejor refuerzo, pues recordemos que el sector electoral de la derecha macrista que acompaña al candidato a Gobernador y a la candidata a la Municipalidad, es el voto celeste, ultraconservador, pacato y antiderechos.

Pero lo más obsceno de esta gestión política que adhiera y emula a Cambiemos, no es una persona mostrando su cuerpo bien alimentado y curvilíneo…lo más obsceno es la negación del alimento a las niñeces de las escuelas públicas cuyo recorte del plan alimentario lo autorizó el propio Gustavo Sáenz.

“Durante el 2018 Urtubey gastó $ 294.797.263,19 y entre el año 2017 y 2018, Gustavo Saenz gastó $ 154.989.820 en publicidad oficial, atento a las publicaciones del Diario Digital Salta Transparente del día 15-10-2019.
En el diario El Tribuno de Salta del día 01-11-2019, publica que por los altos costos, la Cooperadora Asistencial, resolvió no brindar yogur en las escuelas públicas y que darán dos días de la semana chocolatada fría y los otros tres, mate cocido, con un pan.
Cuando hay erogaciones de esta naturaleza donde el alimento de nuestros niños en las escuelas, está sujeta a la crisis económica y la abultada inflación que hay en el país y que golpea a todos, uno de verdad entiende, hay que ajustarse los pantalones. Pero resulta contradictorio que entre el año 2017 y año 2018 solo en Publicidad Oficial, entre el Gobierno de la provincia y la municipalidad de Salta, efectuaron una furiosa erogacion de las arcas estatales de $ 449.787.083 (resulta de la suma de las cifras arriba enunciadas).
Uno puede entender que el yogur es más caro, pero que exista un presupuesto cuyo monto no aumentó, que haya gastos de otra naturaleza cuyas cifras son millonarias, nos preguntamos cuál es la medida de prioridades que tienen nuestros gobiernos para gastar tanto en publicidad oficial y optar por la quita de alimentos básicos para los niños de nuestras escuelas de Salta, provincia esta que está ubicada entre las cuatro más pobres del país.
Una funcionaria de la Cooperadora declaró ante el medio aludido precedentemente, que “de manera diaria se reparten en la ciudad alrededor de 120 mil raciones de copa de leche, discriminados en 163 escuelas primarias, 58 secundarias, 20 técnicas y 178 instituciones y merenderos, y que en el mes de marzo pasado, se destinaban 9 millones mensuales para la copa de leche, pero por los costos ese monto se incrementó”. En otra parte de la entrevista la funcionaria manifestó que “Hicimos una inclusión para llegar al 100% de los chicos, para que todos puedan comer en la escuela y evitarle el gasto a los padres”, agregando “este difícil año terminará con las escuelas salteñas abriendo de lunes a lunes, no porque dicten clases los siete días de la semana, sino que los establecimientos públicos están abriendo sus puertas los fines de semana para que los chicos que menos tienen vayan a recibir un plato de comida”.
¿Si la situación es tan difícil y agobiante para los sectores mas vulnerables de nuestra sociedad y que incluye nada menos que a miles de niños y jóvenes, por que se prioriza el gasto millonario en publicidad oficial y no en alimentos para los que menos tienen ?
Esta triste realidad me recuerda una famosa frase: UNA COSA ES DECIR, OTRA ES HACER” cita el digital: el contacto salta.

Cabe mencionar que las estadísticas mundiales, indican que de la población infantil de la Capital en SALTA el 20% son pobres afectados por la crisis económica producto del neoliberalismo. Los niños, niñas y adolescentes, de la capital NO COMEN CUATRO VECES AL DÍA. Ni reciben prestaciones médicas básicas, ni viven en lugares dignos, ni tienen agua potable, por citar algunos de los problemas que aquejan a los ciudadanos y ciudadanas que no votan, ni tampoco pueden hallar soluciones por sí mismos. Lo que hace de ellos seres vulnerables y dependientes del ESTADO. 

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