LA MASACRE QUE MARCÓ A SALTA: PALOMITAS, MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA Cada 6 de julio en la Provincia, se dice NUNCA MÁS

En el documento por los 47 años de la Masacre de Palomitas, la Mesa de DDHH de Salta, recordó: ” En el año 1976, la cárcel de Villa Las Rosas, estaba repleta de nuestros mejores hombres y mujeres. En esas condiciones estaban los 11 compañeros masacrados en Palomitas, alojados en los calabozos de la penitenciaría como presos políticos, por el sólo hecho de pensar distinto.

El 6 de julio de 1976 tras una operación conjunta del Ejército, Policía Federal, Policía Provincial y el Servicio Penitenciario, todos subordinados al Ejército y bajo el mando del Capitán Hugo César Espeche, se llevó a cabo el más sangriento y macabro asesinato en Salta, por el Estado Terrorista. Todo sucedió en el Paraje Palomitas, sobre la Ruta Nacional 34 a la altura del km 1541 a 64km de la ciudad de Salta”

La Mesa de DDHH, también detalló en el documento emitido en esta aniversario por las víctimas de la Masacre; “Los genocidas trataron de ocultar sus crímenes simulando un enfrentamiento, para ello, robaron automóviles y plantaron los cuerpos de nuestros compañeros acribillados a sangre fría. En aquel paraje hoy podemos ver un cartel que señaliza el horror allí ocurrido, un legado, una huella que construyó la militancia de las madres, las abuelas, los familiares, los hijos y los compañeros de las víctimas, para mantener viva la Memoria. Y para que las futuras generaciones no los olviden y así poder hacer posible el “Nunca Más. NUNCA MÁS masacres y desapariciones producto del odio, la intolerancia y las complicidades civiles y eclesiástica en Salta, en toda la Argentina y Latinoamérica.”

“Los cuerpo fueron entregados en cajones cerrados. Los de Savransky y el matrimonio Ávila-Leonard, fueron colocados dentro de los automóviles en las cercanías del paraje Palomitas, tratando de simular un enfrentamiento que no existió. En el paraje Ticucho, Tucumán, se fraguó otro enfrentamiento y allí dejaron los cuerpos de Pablo Outes, José Povolo y María del Carmen Chicha Alonso. Los cuerpos del matrimonio de Amaru Luque y Rodolfo Usinger, junto a Roberto Oglietti, fueron enterrados en el cementerio de Yala, provincia de Jujuy.
Nunca aparecieron los cuerpos de Georgina Droz, ni de Evangelina Botta, siguen siendo detenidas-desaparecidas. Los certificados de defunción de los cuerpos de Celia Leonard de Ávila y Benjamín Ávila, llevan la firma de un inexistente médico Manuel Quintín Orué. Los autores secuestraron documentación y pruebas reunidas en la comisaría de General Güemes, en cuya jurisdicción cometió la matanza” explican los miembros de la Mesa de DDHH.

Agregan: “Todo esto quedó probado en el juicio de lesa humanidad donde se investigó la masacre y quedaron condenados el Jefe del Ejército coronel Carlos Alberto Mullhall, el Jefe del III Cuerpo del Ejército Luciano Benjamín Menéndez, el ex director de la Policía de Salta, Joaquín Guil y el guardiacárcel Juan Carlos Alzogaray. Está pendiennte de sentencia, la causa PALOMITAS III, donde se está juzgando las participaciones en el hecho del ex jefe de logística del Regimiento V de Caballería Luis Dubois, los ex guardiacárceles Napoleón Soberón, Vicente Agustín Puppi, Víctor Manuel Rodriguez y Juan Salvador Sanguinio.
Murieron sin condena, alcanzados por la impunidad biológica; Joaquín Cornejo Alemán, Hugo César Espeche, Ricardo Benjamín Isidro de la Vega, Juan Carlos Grande y el ex juez federal, Ricardo Lona.

 

Destacan desde la Mesa de DDHH, que: “Nuestros 11 compañeros de Palomias querían una sociedad más justa e igualitaria para todos. No pudieron quedarse al margen de la realidad que les tocó vivir, se involucraron con los campesinos, con los pueblos originarios y con las familias salteñas que estaban sumidas en la misera. Querían construir, junto al pueblo, un horizonte mejor que les diera la posibilidad de romper el destino de pobreza digitado en los círculos de poder. Porqie fueron ellos, los mejores compañeros que tuvimos en los ’70s, por su sacrificio y entrega, es que fueron elegidos como los opositores políticos que el régimen dictatorial debía desaparecer para sembrar el terror en el pueblo. Buscaron de esta manera frenar la transformación social que ya estaba en marcha y que prometía terminar con los privilegios de unos pocos y las privaciones para la gran mayoría del pueblo.” Expresaron desde la Mesa de DDHH.

 

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